Pese a que Cristóbal Colón pisara América por primera vez en 1492 gracias a los Reyes Católicos, no fue hasta que el conquistador Hernán Cortés invadiese y conquistase territorio mexicano cuando los europeos se rindieron ante la planta del cacao y su bebida. A su llegada a España este preciado fruto pasó a llamarse chocolate en su derivación líquida – los indígenas lo llamaban agua amarga (Nauatl xocoatl) –  siendo la gran sensación de la alta sociedad española. Fue un producto muy extendido en el viejo continente cuyo consumo era exclusivo de países católicos. En el siglo XVIII surgieron los primeros logros industriales para fabricar chocolate de manera sólida, lo cual ayudó a extenderse en países protestantes acérrimos amantes del café y el té, dejando [&hellip

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El chocolate es uno de esos placeres terrenales que no falta en nuestra vida diaria: ya sea en tableta, líquido para beber a la taza, o en cualquier receta gastronómica en la que da ese toque dulzón que a todo el mundo gusta (o a casi todo). Tiempo atrás se consideraba alimento de los dioses, como en su día lo fue la ambrosía para las divinidades griegas y romanas, llegando hasta el punto de ser objeto de culto para mayas y aztecas. El origen del chocolate El cacao proviene de la planta homónima conocida más explícitamente como Theobroma cacao, la cual crecía de forma natural en selvas tropicales del Amazonas y Orinoco, con su posterior extensión a su cultivo en Centroamérica. En tiempos remotos, durante [&hellip

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