La vida nos enfrenta a situaciones muy delicadas con tal de conseguir nuestro sueño o salir de una situación desagradable. Esta historia protagonizada por un refugiado sirio afincado en la ciudad francesa de Calais nos cuenta cómo intentó llegar al Reino Unido de una manera un tanto dulce y peligrosa.
A las 2 de la mañana nuestro protagonista se reunió con un traficante para poder atravesar el Canal de la Mancha en un camión. Junto a él, otras 25 personas que fueron divididas en grupos según su altura.
Una vez localizado el furgón donde se iba a hacer el trayecto, aprovecharon que el conductor estaba dormido para poder colarse en él. Cuando llegaron arriba del vehículo, el intermediario vio que el tanque estaba cerrado y se dispuso a abrirlo. La sorpresa fue mayúscula cuando nuestro protagonista y otras seis personas se dieron cuenta que… ¡el camión transportaba chocolate!
La sensación era agradable, pero no tanto cuando transcurrió un tiempo; el calor hizo acto de presencia y el dulce empezaba a agobiar.
Gracias a la pericia, todos ocupantes se sujetaron a un borde del camión mientras se apoyaban los unos a los otros. Además de eso, también intentaron mover las piernas para evitar que quedasen enterradas en chocolate.
La sensación térmica consumió la paciencia de los allí presentes, y al ver que el camión no avanzaba, la desesperación se apoderó de ellos. Quisieron salir, aún a sabiendas de que no lograrían llegar al Reino Unido.
Para ello tuvieron que luchar contra el chocolate para abrir la tapa que les apresaba del camión con la ayuda de todos. La huida del vehículo iba viento en popa, pero la última persona en salir lo tuvo muy difícil: el oro dulce le engullía, y no tuvo más remedio que quitarse los zapatos si quería salir de ahí con vida.
Cuando todos estaban a salvo, el camino de vuelta hacia sus tiendas de campaña fue largo y dulce, pues estaban cubiertos de chocolate y dejaban huellas durante la travesía. Finalmente el protagonista de esta historia sí llegó a Reino Unido, eso sí, lo hizo en un tráiler cargado de cabinas (al encontrar abierta una de ellas). Ahora trabaja en un restaurante árabe de Sheffield, según ha contado a la BBC.
A partir de hoy ya sé como quiero que sea mi muerte, claro, otra opción sería por comer demasiado chocolate.